Muchas compañías de telefonía utilizan un sistema interno llamado scoring para decidir si te dan o no una línea de contrato. Es como una especie de “nota” que ponen a cada cliente para medir si eres de “riesgo” o no.

Esa nota no la ves tú, pero se construye con cosas como:

• si alguna vez has tenido problemas para pagar una factura,

• si apareces en ASNEF u otros listados,

• si tuviste incidencias con contratos anteriores,

• o si tu historial financiero no encaja con lo que buscan.

Y cuando ese sistema decide que tu puntuación es baja —lo que llaman scoring negativo— la operadora interpreta que puede haber riesgo de impago.
¿Resultado? Te dicen que no.
No a darte una línea.
No a financiarte un móvil.
No a activar un contrato postpago.
Aunque tú sí necesites el servicio hoy, y aunque tus circunstancias hayan cambiado.

Para muchas personas, esto es frustrante e injusto.
No por el servicio en sí, sino por la falta de oportunidades para demostrar que pueden cumplir.